Después de ver como mi helicóptero se movía con las ráfagas de aire (poco más que una brisa) con aire de verdad, ni se me ocurre volarlo.
Lo bueno que tienen los primeros piñazos, es que es algo que te esperas y, aunque te la pegues, la sonrisa de oreja a oreja que se te queda, por haber podido dominar el helicóptero, aunque al final lo estrelles, pero, al menos, te ha aguantado más de una lipo, no te la quita nadie.
Lo malo, es no tener con que repararlo y tener que esperar 2 o 3 semanas a que te lleguen los repuestos. Como ese no es tu caso, prácticamente no duele.